El  Nombre
                                                     ( Decifralo)
Se encontraba solo. En la habitación se hallaban únicamente la silla donde el se hallaba sentado y aturdido, un velador de roble antiguo, una pizarra con anotaciones, la foto de un hombre de traje negro, camisa blanca y corbata verde y en la pared las ventanas selladas. Lo mas importante era su nombre, sin embrago no recordaba ni los mas cercanos recuerdos de ese día. Se levanto con la mirada borrosa. Lo primero que paso por su mente fue inspeccionar el pequeño mueble unto a la pizarra. Abreo el cajón sin dificultad, hallo entonces dos sobres, dentro de cada sobre dos cartas amarillentas escritas en castellano arcaico. No quiso leerlas, solo echo un vistazo superficial a los papeles y los dejo en su lugar. Lo más importante era su nombre. Se dirigió a las ventanas, los espejos pintados por fuera no le permitían trasladar los ojos ol exterior que deseaba casi jadeando su alma. Ventanas selladas, cartas telúricas. Las anotaciones de la pizarra le resultaban desconcertantes: algunos párrafos escritos con notables faltas gramaticales, cálculos algebraicos, dibujus moleculares y pinturas abstractas. Pero las faltas ortográficas no contaban, no importaban. Lo importante es el nombre y seguir la cuenta. Los cálculos natematicos eran incompletos. En un rincón del pizarrón hallo:

                                                    A: 1 P- 1 L

                                                       : 2 P-

                                                       :

                                                    E :

                                                       : 5 P- 5 L

                                                       :      - 6 L

No considero aquellos números y letras así como no había considerado con detención las cartas viejas. Su mente no le permitía ese trabajo, se hallaba confundido, timeroso, desconfiado. Trato por un momento de recordar el pasado, ni una remota sombra visito su cabeza.

En un rincón de la habitación bajo polvo y algunas telarañas diviso un pequeño aparato de reproducción sonora. Lo tomo, lo limpio, presiono el botón. El aparato reproducía exquisitamente el trinar de decenas de pajarillos, el correntoso grito de los ríos, el aplauso de las hojas de los bosques. Aunque se encontraba solo, sintió que desde la grabación salía e impregnaba al cuarto el exterior completo, con las flores, sonidos y aromas que alguna ves el conoció.

De repente todo acabo. Del aparato se escucho una voz:

Solo importa tu nombre, recuerda tu nombre y recordaras quien eres y como salir de este lugar. Sigue las instrucciones del rincón del pizarrón, abre la carta, descifra tu nombre. No importan las faltas gramaticales, mira a través de ella y sigue la cuenta. Solo importa tu nombre.

La grabación concluyo. El hombre se dirigió a la pizarra a analizar más detenidamente la anotación. Luego tomo una de las cartas del velador, la leyó en detalle deteniéndose en cada frase y palabra, buscando y rebuscando entre líneas. Aunque no logro comprender su contenido enmarañado, noto seis palabras con errores ortográficos o inconcordantes.

Al cabo de dos semanas descifró el enigma, rescatando su nombre rescato también su identidad, sus secretos y proyectos. Reconoció la habitación, su habitación, hallo la llave que abría la puerta. Al salir su madre lo esperaba con la cena en la meza.